miércoles, 17 de septiembre de 2008

ALGO MÁS SOBRE ARTE Y CIENCIA

Algo más sobre arte y ciencia IV

Científicos de Estados Unidos (Universidad de California, Nasa y Universidad de Michigan) han propuesto (2001) alterar la órbita terrestre para resolver los problemas de calentamiento del planeta, alejándolo del sol. Se trataría de desviar un asteroide de masa apropiada cercano a la Tierra para que la atraiga a una órbita un poco más lejana.

Presentada por Laughlin y sus colegas Don Korycansky y Fred Adams, la teoría consiste en dirigir un cometa o asteroide hacia las cercanías de la Tierra, de manera que al pasar cerca de ella le transfiera parte de su energía gravitacional. "Como resultado, la velocidad de la Tierra aumentaría, y avanzaríamos hacia una órbita más elevada, alejada del Sol", agregó Laughlin. (Disponible 17-09-08, entre otros sitios en: http://axxon.com.ar).

Se habla allí de ingeniería planetaria. Con independencia de la posibilidad de concreción de ese proyecto, controvertido por diferentes astrónomos y que no estoy en condiciones de evaluar, quiero detenerme en un punto: el de la imaginación científica que lo ha alimentado. No es por cierto la única vez que la imaginación se articula con la investigación científica. Antes bien, cada paso que ha dado la ciencia en sus procesos de investigación ha contado con el recurso insoslayable de la imaginación científica.

Así, es posible decir que la imaginación creadora, tema de estas reflexiones, es el punto de articulación entre ciencias y artes, dos culturas, que no están en las antípodas, aunque se las opone de manera superficial. Precisamente
Ilya Prigogine, Premio Nobel de Química 1977 trata el asunto en La nueva alianza, uno de sus libros. Objeta enfáticamente el 'desgarramiento' entre ciencia y humanidades en Occidente.

Existe, sin embargo, una tendencia a unificar criterios y a cerrar brechas, a desdibujar las separaciones rígidas entre cultura científica y cultura artística. Se destaca un núcleo de experiencia común: la creatividad, la investigación que pone en acción esa creatividad, como promoción de nuevas realidades, no pre-vistas o vistas. Más que en los métodos de verificación de resultados es en la etapa de invención de hipótesis que se descubren procesos mentales similares en la creación científica y en la creación artística. Con todo, también verificar resultados supone imaginar experimentos donde las hipótesis concebidas se confirmen o disconfirmen.

¿Cuál puede ser el modo en que se presenta esa similaridad entre ciencia y arte?
Examinemos este punto desde la manera como se describe la emergencia del pensamiento en las ciencias naturales. Notemos lo siguiente: la hipótesis científica no está dada, (como tampoco está dado un problema científico).
Esa idea de alejar un tanto la órbita de la Tierra para solucionar los problemas de calentamiento, parece nacida en el territorio de la ciencia ficción por la alta dosis de vuelo de imaginación que contiene. Casi parece un golpe publicitario. Pero como hipótesis de funcionamiento ha sido propuesta por esos investigadores a partir de datos y argumentos vinculados a las teorías científicas actualmente vigentes y a los fenómenos pertinentes.

La historia de la ciencia, por otra parte, describe numerosos ejemplos de hipótesis obtenidas por inferencias, deducciones lógicas, intuiciones imaginativas. Uno de ellos es el principio de inercia del movimiento, formulado por Isaac Newton (1642-1727), que se prueba en el vacío; en condiciones de laboratorio que no tuvo el científico inglés. El científico francés Le Verrier postuló la existencia del planeta Neptuno en 1846. Después de estudiar el planeta Urano, concluyó que otro planeta, no descrito hasta el momento, era el responsable de sus perturbaciones. La comprobación empírica vino tiempo después, cuando se perfeccionaron los instrumentos de observación.

Otro tanto sucede con los rasgos que forman una imagen poética: no se encuentran dados integralmente a la percepción empírica. Es el poeta, quien los propone aun cuando lo haga tomando elementos de los fenómenos circundantes y poniéndolos en interacción.
Recordemos este fragmento del poeta mexicano : el cuerpo oscuro del vino/ en las jarras dormido/es un sol más negro y fresco. Todo lo dicho por Octavio Paz en el texto citado es producto de su creación poética, sobra decirlo, pero quiero enfatizar que la interacción de esos factores del texto sólo nace de su imaginación.

¿Cómo proceden, entonces, artistas y científicos? Hay una actividad de la imaginación que puede llamarse en sentido general teorización. La imaginación es, entonces, una función lúcida. Porque teorizar no es sumar elementos dados, sino extraer creativamente un sentido a partir de un modo de percibir la realidad que interesa. El sentido se encuentra implícito, pero no se alcanza por simple aproximación: lo descubre el mirar interesado. Así, se puede decir que hacer poesía y hacer ciencia son modos de teorizar, imaginar la realidad fenoménica en sus enlaces implícitos.

Cabe esta afirmación: que la imaginación es el instrumento prospectivo, la herramienta creativa de la razón. Crear, imaginar, teorizar, podrían ser sólo nombres diversos de una sola actitud, la capacidad de fantasía de la persona.




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